Al final, todo vuelve a empezar.
Anónimo.
***
-Está desierto. No se ve a nadie por aquí.
-Tranquilo, ahora vendrán.
-¿Estás seguro?, ¿qué les une aquí?, ¿cómo van a quedarse, si la
Muerte arrojó toda su ira contra los ajenos cómplices del padre Julián?
-Nada, pero querrán ver a sus muertos.
-¿Y sus arrepentimientos?
-Se regresarán con ellos.
***
-Ahí están de nuevo.
-¿Por qué? Se fueron del pueblo, se largaron porque los gusanos se
comieron hasta sus sueños. ¿Por qué vuelven?
-¿Y qué quieres que hagan?, ¿buscar cobijo en otro lugar?, ¿pretender
encontrar lo que nunca ha existido en esta vida de mierda? Ésta es su vida, la
que les han enseñado a vivir.
-Sí, pero ésa no es la razón. Hay gente que ha vuelto por él, que han
vuelto por Fernando.
-Qué crédulos. Él murió, él se fue, y volver para encontrarlo es un
retraso. Él nunca volverá.
-Sí, pero las palabras siguen hollando los pequeños corazones sin vida
que se alojan en las profundidades del engaño; y él les prometió volver, él les
dijo que volvería, que algún día regresaría, sin ojos, sin dientes, sin cuerpo,
sin nada, pero con respuestas, con sinceras y definitivas respuestas.
***
-La gente vuelve.
-¿Dónde iban a ir si no? Sólo han conocido el campo, este campo, sólo
saben trabajar la tierra. Esta tierra maldita de Mortaja.
-¿Volverán todos?
-Sin duda. Son todos corderitos perdidos en busca de alguien que dé
sentido a sus vidas. Son débiles y regresarán para anegarse a este lugar
olvidado.
-¿Qué buscan de nuevo aquí?
-Sus lamentables y tristes vidas.
-No serán felices.
-Nunca lo han sido.
-¿Quién les guiará?, ¿quién les dirá lo que está bien y lo que está
mal?
-No te preocupes, ya elegirán a alguien, siempre lo hacen.
-Espero que esta vez no sea el equivocado.
-Lo dudo. Vayámonos.
-Sí, larguémonos, en busca de otro pueblo elegido, de otro lugar
maldito para añadir sus restos de inmundicia a esta inmensa cloaca.
-Sí, basuremos en otro sitio, son las normas.
-Recogeré ya las cuencas de mis ojos; para lo que les va a servir.
***
-La gente vuelve.
***
-Oremos, hermanos: "los bienes y los males, la vida y la muerte,
la pobreza y la riqueza, vienen del Señor. Del Señor vienen la sabiduría, la
ciencia y el conocimiento de la Ley. El error y las tinieblas son obras de los
pecadores; los que en el mal se complacen, en el mal envejecen. El don de Dios
a los piadosos es permanente, y su benevolencia asegura para siempre su
prosperidad. Oídme, hijos impíos, y floreceréis como rosal que crece junto al
arroyo. Bendecid al Señor en todas sus obras ya que son todas buenas. A un
mandato suyo se cumple lo que Él quiere y no hay quien impida sus deseos. Las
obras de todos los hombres están delante de Él y nada se oculta a sus ojos.
Extiende su mirada desde el principio hasta el fin de los siglos y nada hay
admirable ante Él. Las cosas más necesarias para la vida del hombre son: el
agua, el fuego, el hierro, la sal, la harina de trigo, la leche, la miel, el
jugo del racimo, el aceite y el vestido. Todas estas cosas son buenas para los
piadosos y obedientes, mas para los pecadores se convierten en malas. Hay
vientos y lluvias destinados a la venganza, y descargan con furia sus azotes.
En el tiempo de la consumación derraman su fuerza y aplacan la cólera del que
los hizo. El fuego, el granizo, el hambre, la mortandad, todos son instrumentos
de su venganza. En cumplir los mandatos de Dios se goza si se hallan gentes en
su ministerio que las cumplan. Si no, cuando llega la hora, todos cumplen su destino".
Queridos hermanos, la
Biblia sólo dice verdades. Nos enseña a seguir la palabra de Dios. Si hacéis
las cosas bien, premiará a todos aquellos que sigan sus mandatos. Sigamos sus
enseñanzas, y esto podrá convertirse en algo mejor de lo que fue.
Soy el padre Fermín,
y he venido para ayudar a recomponer lo que sólo vuestra codicia propició. He
llegado por vuestra propia petición. Espero que sepáis quién manda aquí.
Miradme, mirad la marca de mis ojos, ¡miradlos! Lo que hace que cada uno de
ellos tenga un color es la razón por la que he sido elegido por el Señor para
limpiar vuestros sucios deseos de ser más que Él. Seguidme, y quizás haya una
esperanza para vosotros; desobedecedme, y Mortaja volverá al infierno del que
nunca tenía que haber salido. Comenzaremos con la instauración de una nueva
santa para el pueblo, una mujer que dejó su vida por todos los que aquí
sobrevivís. Desde hoy, día del resurgir de Mortaja, tendremos una imagen que
velará por todos nosotros desde su bien ganado cielo, una santa que recogerá
todas vuestras humildes peticiones para reconvertirlas en acto. Sí, ella es,
vuestra santa: santa Inés.
Esto es todo,
hermanos. Id en paz. Que se queden las niñas.
(y un brillo lujurioso relumbró en los extraños y familiares ojos
bicolores del padre Fermín).