Que lo
creas o no me importa bien poco.
Mi abuelo se lo narró a mi padre;
mi padre me lo ha referido a mí,
y yo te lo cuento ahora,
siquiera no sea más
que por pasar el rato.
G.A.Bécquer.
***
El pueblo se fue recuperando, advertido por un pasado reprochable que
le recordaba su particular infierno. Hombres y mujeres colaboraron, en busca
del equilibrio que pudiera reportarles momentos pequeños de felicidad. Todo
siguió igual, como antes, incluso como antes de antes, y sólo los más viejos se
reatrevieron a recordar el desenlace agorero de la historia de Fernando, su
Fernando. La fábula sobrepasó los confines del entendimiento y se transformó en
un sinfín de datos perdidos y nunca exigidos por los más jóvenes.
Cuenta la leyenda...
***
...hace mucho tiempo, antes de que los
sueños fueran sólo sueños, un hombre decidió luchar con la Muerte. Ésta le
propuso para vencerla un trato: que caminara y caminara sin volver su vista
atrás. El hombre decidió aceptar. Caminó y caminó en busca de los secretos
perdidos por los primeros moradores, y un día, cansado y agotado por ver que su
búsqueda no le conducía a ningún sitio, decidió girarse. Entonces la vio, y una
podrida sonrisa asomó desde la estructura ósea de su rival.
Desde
entonces, la Muerte le arranca, poco a poco, toda su piel, y en la noche,
cuando el dolor desmaya al hombre, le vuelve a revestir, para recomenzar por
siempre el castigo. El hombre clama, gime y suplica, y los más viejos del lugar
dicen que los truenos en los días de tormenta son sus gritos de rabia e
impotencia por no haber vencido a la Muerte.
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